CPI – La incidencia de la sostenibilidad de los proyectos de infraestructura pública en la decisión de los grandes inversionistas y los distintos enfoques con que las empresas chilenas están abordando esta temática fueron algunos de los temas analizados en el encuentro.
“Los temas sociales, ambientales y de gobernanza están adquiriendo una gran relevancia en todas las industrias, y específicamente en el ámbito de la infraestructura, están afectando de manera drástica la forma en que los proyectos están siendo evaluados por los inversionistas”. Así lo afirmó la directora de DEVA Chile, Alejandra Isbej, durante el 41° diálogo del CPI, “Proyectos de Infraestructura y Sostenibilidad”.
En efecto el cambio climático, los riesgos de ciberseguridad y los desastres naturales –que han sido calificados por el Forum Global Risks Perception Survey como los eventos con mayor probabilidad de ocurrencia e impacto- están movilizando a las comunidades y a activistas en distintos lugares del planeta, quienes están demandando cada vez con mayor fuerza cambios no solo a nivel gubernamental, sino también a los grandes fondos de inversiones y administradoras de fondos, que suministran parte importante de los recursos para los grandes proyectos de infraestructura.
“Esto va a llevar a que los emisores tengan que preocuparse de estos temas de verdad, incorporando por ejemplo los factores ESG -Environmental, Social and Governance- que miden cómo una empresa se preocupa, entre otros, del cambio climático, de la diversidad y de la transparencia y gestionan sus métricas adecuadamente. De lo contrario, se arriesgan a una serie de demandas y juicios desde los grupos de activistas contra los fondos y las empresas no comprometidas con el desarrollo sustentable”, afirmó la directora de DEVA Chile.
En este escenario, varios de los mayores fondos de inversión ya han suscrito los principios de inversión responsable. El año pasado, además, un grupo de empresarios estadounidenses envió una carta a la SEC, solicitando al ente regulador que obligara a las compañías a incluir los temas ambientales, sociales y de gobernanza en sus reportes anuales. Actualmente se evalúa una modificación a la norma 30 de las memorias de las compañías chilenas, en la cual se incorporará el requerimiento de que reporten los temas extra financieros ambientales, sociales, de gobernanza y emisiones.
“Por otra parte, cada vez más compañías están incorporando en su declaración del objetivo de la empresa que este sea “generar valor no solo para todos los accionistas, sino para todos los grupos de interés: clientes, empleados, proveedores y comunidades”. Maximizar el valor para todos los grupos tiene un efecto en los dividendos; las compañías que maximizan el valor para los accionistas tienen un mayor porcentaje de distribución de dividendos; en este caso se sacrifica algo de rentabilidad. Pero esto va a ser más sostenible para el negocio a largo plazo”, explica Alejandra Isbeg.
Una oportunidad para la infraestructura
“Para el sector de infraestructura puede haber una oportunidad, porque la banca tiene recursos disponibles a tasas preferenciales si es que los proyectos tienen incorporadas las variables ESG. Por otro lado, los inversionistas locales han suscrito muchos pactos de inversión PRI (de inversión responsable)”, afirmó.
La ejecutiva agregó que la ciudadanía reclama hoy de las empresas un nuevo contrato social, en que deben ir mucho más allá del beneficio. Y las empresas de concesiones son un servicio público con un rol subsidiario con mayor responsabilidad con la comunidad, porque satisfacen necesidades básicas. “Esto les da una oportunidad, porque tienen mayores posibilidades de generar proyectos de valor compartido y de generar capital social”, puntualizó.
Un ejemplo de buen manejo: entral Angostura
Pablo Narváez trabajó en Colbún durante la implementación del proyecto Angostura. El hoy consultor explica que, si bien partieron en un ambiente hostil, la transparencia y el compromiso medioambiental y social de la empresa terminaron por abrirles las puertas en la comunidad, pudiendo llevar la central a buen puerto.
“El proyecto unió por primera vez energía, turismo y desarrollo local. Fue el primer proceso de recolocación en Sudamérica con soluciones particulares: relocalizamos a 46 familias que pudieron elegir dónde querían irse. Capacitamos a personas de la zona para que trabajaran en la empresa. Angostura recibe hoy a alrededor de 700 mil personas anuales; es el segundo polo turístico de la región del Bío Bío. “Hubo 285 medidas de mitigación, se presume que entre el 7% y 8% de la inversión estuvo asociada a inversión socio ambiental como parte de las compensaciones”, explica Narváez.
El éxito del proyecto lo atribuye a la estrategia de negocios de la compañía, que decidió generar valor para todos los grupos de interés. “La excelencia medioambiental y operacional fue nuestro desde. Escuchamos a las comunidades, aprendimos de ellos, aprovechamos el conocimiento local. Cumplimos con los plazos y siempre fuimos transparentes”, afirma.
“Hace unos días los bancos centrales hicieron una declaración pública diciendo que el riesgo principal para la estabilidad del sistema financiero mundial es el riesgo climático. Esto impacta fundamentalmente en la infraestructura, porque afecta en temas de puertos, centrales hidroeléctricas y energía, carreteras, infraestructura ferroviaria y otros. Pero el Gobierno de Chile tiene una estrategia inspirada en su par inglés, “Financing the green”, que apunta al sector financiero, para que se convierta en herramienta y palanca para el desarrollo sustentable. Así, se considerará en los procesos de inversión todo proyecto que tenga considerados los impactos en las comunidades y en el medio ambiente. Esta visión está llegando lentamente a Chile”, explica el socio de Abako Partners, Víctor Toledo.
“En el mundo europeo esto se está viendo como una tremenda oportunidad, porque la cantidad de dinero a invertir en “infraestructura resiliente” al cambio climático es gigantesca, son billones de dólares de inversiones en infraestructura para modificar la actualmente existente y para crear nueva infraestructura que considere los riesgos del cambio climático”, afirma. Y añade que “un dato interesante es que, según cifras del Banco Mundial, en 2020 habrá un cambio generacional profundo en los economistas; las fortunas que se generaron en los últimos años van a pasar a ser manejados por los millennials. Esto cambiará de manera rotunda la forma en que se hacen las inversiones, y eso están anticipando los fondos. Estamos al inicio de un cambio profundo en el sistema financiero”.
El presidente de Fepasa, Óscar Garretón, destacó también la importancia de que las empresas valoren y entiendas las comunidades. “Es clave preocuparse de toda la cadena. Puede que una compañía sea intachable, pero debe preocuparse de que las empresas que trabajan con ella (subcontratistas) también lo sean”, señaló el presidente de Fepasa, Oscar Garretón.
Sobre la realidad de las Administradoras de Fondos de Pensiones, la gerente de inversiones de Hábitat, Carolina Meri, explicó que hoy no tienen el mandato real de invertir de forma verde, pero reconoció que es un tema relevante. “Que una comunidad -dijo- haga parar un proyecto por estos temas va en la evaluación del negocio. El riesgo reputacional hoy día es parte de la evaluación concreta que tengo que presentar a un directorio”.
“La empresa privada es garante del desarrollo de los países y entender esto es fundamental. La sostenibilidad hoy es la manera de garantizarles las utilidades a los inversionistas. Es un cómo. No va por otro carril. El cómo es distinto, pero muchas empresas siguen funcionando con postulados antiguos. Entonces la invitación es a formarse, a estudiar; es gestión y a poner a las mejores cabezas de las compañías a disposición de estos nuevos desafíos”, finalizó Pablo Narváez.
Fuente: CPI, Martes 01 de Octubre de 2019