Este 23 de julio el Diario Financiero publicó la opinión de nuestro socio, Victor Toledo respecto al rol que el sector financiero privado debiese tener respecto a la lucha contra el cambio climático.
A continuación compartimos la publicación:
Es un alivio que esta opinión no deba partir haciendo un llamado a reflexionar sobre el tremendo riesgo y urgencia que significa el cambio climático en el país. El Estado se ha tomado la molestia de generar una agenda pública no solo para crear conciencia ciudadana, sino para avanzar en los compromisos de disminución de emisiones de carbono establecidos en el acuerdo de Paris.
Pero el reloj corre en contra y todo esfuerzo parece poco.
Según el Foro Económico Mundial, se estima que, en total, el mundo necesita gastar $359 billones para 2050 para evitar una catástrofe, y líderes mundiales están solicitando en esta cruzada contra el cambio climático que el sistema financiero asuma un rol protagónico, el “Poderoso Señor Don Dinero” puede hacer que las cosas corran a una velocidad mayor.
Desde comienzos del siglo XXI el tema de un planeta en riesgo debido al cambio climático producto de la acción del hombre ha ganado espacios en la agenda del quehacer político, científico, educacional y artístico y especialmente ha influido en el mind set de la generación millennial y siguientes. El mundo de los negocios y las finanzas ya conocen de esto a través de experiencias no siempre positivas, mientras que la presión social para un desarrollo sostenible parece que solo se incrementará en el futuro cercano demandando de los estados y gobiernos y también del sector privado respuestas concretas.
Los bancos centrales y reguladores europeos han declarado consensuadamente que el cambio climático representaría el mayor riesgo para el sistema financiero global, y que por tanto se requiere un inmediato involucramiento y compromiso del sector financiero privado más allá de las regulaciones que inevitablemente habrá sobre la materia.
La mayor parte de nuestro vecindario ha avanzado con protocolos de acuerdo entre los bancos e incluso, con participación de los supervisores. En Chile, este tema no ha permeado a ese punto en el sector financiero privado… y el sector público recién este año, y en el contexto de la COP25, está definiendo un mapa de ruta.
Pareciera ser que la estrategia del Gobierno inglés en esta materia es el modelo que el Ministerio de Hacienda de Chile ha tomado como referencia para avanzar en la mesa público-privada de Finanzas Verdes local que lidera. La autoridad se autoimpuso lograr un protocolo verde que considere la medición del riesgo financiero del cambio climático; una declaración de criterios generales para mejorar el enfoque del mercado financiero para gestionar los riesgos y oportunidades del cambio climático; y una hoja de ruta de finanzas climáticas en Chile desde 2020 hasta 2024.
Por otra parte, a principios de Julio el Gobierno del Reino Unido anunció una agresiva Estrategia de Finanzas Verdes, cuyo eje es la transformación del sistema financiero que garantizaría que los riesgos financieros y las oportunidades del cambio climático se integren en la toma de decisiones financieras y aumenten la disponibilidad de financiamiento para aprovechar al máximo lo que ellos consideran, una gran oportunidad económica y de negocios.
Pero el Reino Unido no sólo tiene un camino recorrido en cuanto a colaboración entre actores, sino también la convicción del sector financiero de que el cambio climático es el principal riesgo que tienen hoy en todas sus carteras, así como una gran oportunidad de negocios.
Y esa convicción, como en todo gran desafío, hace la diferencia.